La Odontología Restauradora busca restablecer la forma, función y estética de los dientes, lo que la convierte en el núcleo de las intervenciones en la clínica dental.
Son diversos los motivos que pueden alterar la estructura de los dientes: la caries, los traumatismos, desgastes, alteraciones congénitas o defectos del desarrollo, etc. Según qué tejido dental se encuentre afectado, la estrategia terapéutica variará, siendo necesario un exigente diagnóstico para solucionar el problema. Además, la calidad de los materiales empleados desempeña un papel fundamental en el éxito del tratamiento.
En Clínica Baracco – Odontólogos conocemos y elegimos los productos líderes para ofrecer resultados satisfactorios a largo plazo.
- La caries es la enfermedad por excelencia de los dientes. Es una patología biofilm-azúcar dependiente, es decir, está iniciada y condicionada por la presencia y acción de determinadas bacterias de la boca que fermentan los hidratos de carbono de nuestra dieta.
- Es una enfermedad muy generalizada y crónica, de hecho, es la enfermedad crónica infantil más frecuente en el mundo. Se estima que todas las personas terminaremos teniendo caries en algún momento de nuestra vida.
- Caries es el nombre de la enfermedad (como si dijéramos que un paciente padece artritis o diabetes, por ejemplo), mientras que a lo que aparece en los dientes, es decir, la manifestación de la enfermedad, se le debe denominar lesión de caries.
- Las lesiones cariosas consisten en la desmineralización (reblandecimiento) de los tejidos duros dentales (esmalte, dentina y cemento) como consecuencia del ataque de los ácidos liberados por el metabolismo de las bacterias presentes en la boca.
- La caries es una de las enfermedades más multifactoriales que se conocen, estando su aparición modulada por condicionantes tales como: la predisposición del paciente (cantidad y calidad de la saliva, anatomía dental, permeabilidad del esmalte, enfermedades metabólicas, medicaciones), las bacterias cariogénicas (cantidad y tipo de microorganismos, así como el momento de su adquisición), la dieta (consumo de hidratos de carbono, tipo de estos hidratos, consistencia de los alimentos, frecuencia de ingesta, consumo paralelo de alimentos ácidos), el tiempo de acción de los ácidos, factores socioculturales, etc.
- El tratamiento de la enfermedad de caries, por lo tanto, siempre debe tener un enfoque integral. Es necesario destinar recursos para paliar las lesiones presentes (hacer empastes, por ejemplo) pero, sobre todo, actuar en todos los frentes para reducir los factores de riesgo, aumentar los factores protectores y, de este modo, equilibrar el medio oral para evitar la aparición de nuevas lesiones.
- La cantidad de azúcares y la consistencia de los alimentos influyen en su capacidad para producir caries. La sacarosa, o azúcar común, es el más cariogénico de todos. Pero otros azúcares como el almidón, que se encuentra en muchos snacks y productos salados, también son peligrosos, sobre todo porque la población no los asocia fácilmente con la caries.
- Cuando la lesión de caries está limitada en el esmalte puede ser totalmente reversible sin tratamiento operatorio, es decir, sin tener que hacer un empaste, aunque sí estableciendo otro tipo de tratamientos. De ahí la importancia de realizar un diagnóstico precoz y preciso y de que el odontólogo mantenga siempre una actitud vigilante, monitorizando la lesión en el tiempo.
- La evolución de una lesión de caries es muy variable y puede tener momentos en los que progrese y otros en los que se ralentice. Al contrario de lo que la gente piensa, las lesiones de caries más activas y que más rápidamente crecen suelen ser blanquecinas o amarillentas, mientras que las más oscuras presentan una evolución más lenta.
- El flúor ha sido y sigue siendo la principal arma de la que disponemos para reforzar los tejidos duros de nuestros dientes, el esmalte y la dentina. La forma de aplicarlo y usarlo debe estar supervisada por un odontólogo. Hoy en día, además, contamos con otros novedosos y biomiméticos productos que ayudan a regenerar la estructura dental afectada por la caries.
Este grupo de lesiones, conocidas en la literatura anglosajona como NCCL, aparecen como defectos (pérdida de estructura dental) en el cuello del diente, en la zona de unión con la encía, y nunca están debidas a la caries, sino a factores de naturaleza física o química.
Los procesos desencadenantes de las lesiones cervicales no cariosas son:
Cada vez apreciamos con mayor frecuencia en nuestra consulta lesiones provocadas por alguno de estos fenómenos o la combinación de los mismos. Los múltiples factores que predisponen a su aparición (bruxismo, incorrectas técnicas de cepillado, trastornos gastroesofágicos o psico alimentarios, dieta rica en ácidos, etc) experimentan un crecimiento considerable.
Es muy importante realizar un correcto diagnóstico para detectar y diferenciar estos tipos de lesiones, sin olvidar que muchas veces coexisten varios fenómenos que actúan de forma sinérgica y aceleran el desgaste dental. Sólo con un buen reconocimiento de las causas se podrán establecer las medidas destinadas a revertir el desgaste en el cuello de los dientes y mejorar la función, estética y forma de los mismos.
Todos estos efectos, además, contribuyen a la aparición de Hipersensibilidad Dentinaria.
Dentro de los procesos destructivos de los dientes sin mediación de las bacterias, es decir, los no cariosos, la erosión dental se perfila como uno de los más dañinos y que mayor crecimiento está teniendo en el mundo desarrollado.
La erosión dental es la pérdida de esmalte o dentina de forma irreversible debido a la acción de agentes ácidos que tienen la capacidad de disolver progresiva y silenciosamente (puede no causar dolor hasta que la afectación sea severa) su contenido mineral. Los dientes se verán alterados en su grosor, brillo y dureza.
El origen de estos diferentes ácidos puede ser exógeno (proveniente del exterior, como ácidos en la dieta o el ambiente) o endógeno (ácido procedente del estómago y que alcanza la cavidad oral). La exposición a ambos ha crecido notablemente en las últimas décadas.
En el primer motivo destaca la ingesta desmesurada de bebidas industriales, sobre todo por parte de niños y adultos jóvenes. Las bebidas gaseosas e isotónicas tienen diversos ácidos muy agresivos (carbónico, cítrico, fosfórico) y capaces de disolver progresivamente el esmalte. Es habitual que se tomen pequeños sorbos cuando se hace ejercicio, lo que incrementa el tiempo de contacto con los dientes y aumenta el riesgo de erosión dental y caries, ya que la mayoría también son muy dulces. Estos ácidos exógenos generan principalmente desgastes en la superficie frontal de los dientes, donde primero contacta el líquido al entrar en la boca. Asimismo, hemos detectado un aumento de la erosión y la hipersensibilidad dental asociado a la ingesta de determinadas frutas, sobre todo zumos de cítricos.
En Clínica Baracco – Odontólogos analizaremos el grado de erosión de tus dientes y te daremos consejos prácticos y sencillos para no tener que privarte del consumo de alimentos ácidos saludables, como los cítricos, por ejemplo. Desde compensarlos con otros alimentos protectores que los neutralizan y minimizan su impacto hasta recomendarte el uso de pastas dentífricas profesionales desarrolladas expresamente para la remineralización natural de los dientes.
Por la otra parte, el ácido proveniente del estómago es el clorhídrico, con un elevado poder erosivo sobre los dientes. Desafortunadamente cada vez vemos más pacientes con problemas gástricos, como reflujo, o con otros trastornos que cursan con vómitos recurrentes como intolerancias alimentarias, bulimia, Síndrome de Ménière, etc. Por normal general, el ácido gástrico afecta a la superficie palatina de los dientes anterosuperiores (la que da hacia el paladar), por ser la que más contacto sufre en el momento del vómito. Si el vómito ocurre mientras el paciente duerme, la localización de los desgastes puede variar sustancialmente.
En Clínica Baracco – Odontólogos te proporcionaremos una serie de recomendaciones para atenuar el efecto del ácido gástrico sobre los dientes, desde cómo, cuándo y con qué debes limpiarte la boca si sufres vómitos hasta el uso puntual de protectores dentales de quitar y poner que cubren y protegen los dientes del ataque ácido.
La HSD se define como una sensación de dolor dental breve y agudo que aparece en relación con un estímulo térmico, táctil, químico, osmótico o evaporativo y que no puede ser asociado a ningún otro tipo de patología dental.
Frecuentemente, los síntomas que genera son muy bien explicados por los pacientes que la sufren, que muchas veces la describen como un “latigazo” o “descarga” que aparece de forma rápida e intensa, pero siempre tras un estímulo determinado. La HSD es una enfermedad que cursa de forma crónica, generando desesperanza en quienes la sufren, que a veces se sienten incapaces de llevar una dieta normal o realizar acciones cotidianas.
En torno al 42% de la población mundial sufrirá este trastorno al menos una vez en la vida. Es notablemente más común en las mujeres que en los hombres, cursando en la etapa adulta y detectándose un pico de incidencia entre los 30 y 40 años de edad. En general, las personas que la padecen tienen unas buenas condiciones de higiene bucodental. Los dientes más afectados son, estadísticamente, los premolares y los caninos, en su cuello, junto a la encía.
La enfermedad tiene su origen en la exposición de la dentina, un tejido dental sensible y cuya estructura es permeable, plagada de túbulos dentinarios que son canales comunicantes entre el exterior del diente y la pulpa o nervio. Si estos túbulos quedan abiertos o destapados, se producen los episodios de HSD cuando un estímulo actúe. Esta situación de exposición de dentina y apertura de túbulos es multifactorial: abrasión, abfracción, erosión, tratamientos periodontales, ortodoncia, retracción gingival, cepillado traumático, pasta de dientes inadecuada, cepillo dental agresivo, químicos ácidos en la dieta o en contacto con los dientes, etc.
Tras reconocer los factores presentes en cada caso y eliminarlos, debemos enfocarnos en optimizar la remineralización de la dentina y la consiguiente oclusión de los túbulos dentinarios que se encuentran expuestos y abiertos, existiendo hoy en día múltiples estrategias y materiales diseñados para tal fin que ayudan a minimizar las molestias o revertirlas para que el paciente pueda gozar de una mejor calidad de vida.
Pocos tratamientos dentales representan tan bien el desarrollo que la Odontología ha experimentado en los últimos años y la filosofía de mínima intervención como las incrustaciones. Éstas se definen como un fragmento de tamaño variable de un material estético que adherimos a un diente posterior (molares o premolares) para culminar su restauración.
En Clínica Baracco – Odontólogos somos firmes defensores de este tratamiento, que cada vez recomendamos más, ya que constituye una alternativa llena de ventajas. Para ilustrar bien a nuestros pacientes en qué consiste, les explicamos que vendría a ser un empaste muy grande que se elabora fuera de boca y que, en una segunda cita, adherimos al diente. Con algo más de detalle, estamos ante una técnica indirecta, es decir, que al contrario que las obturaciones clásicas, las incrustaciones se realizan en el laboratorio dental a la exacta medida de cada caso y con materiales muy resistentes.
Una incrustación será la mejor opción cuando un diente presente una pérdida dental extensa que contraindique restaurarlo mediante un empaste u obturación directa. El motivo por el que se haya perdido tanto tejido es variable, desde caries a fracturas o grandes desgastes. Cuando una muela pierde alguna cúspide, es extremadamente difícil la conformación de un buen punto de contacto con las muelas vecinas o presenta una gran reconstrucción que está fracasando, la incrustación también se perfila como una óptima elección.
He aquí el avance tan importante que suponen las incrustaciones. Y es que, antiguamente, cuando una muela presentaba ese grado de destrucción, la única alternativa era colocarle una corona (funda), que obligaba muchas veces a terminar de eliminar lo que quedara de muela sana. No podía cumplirse con el principio de Odontología mínimamente invasiva que hoy se preconiza mundialmente. Las coronas siguen plenamente vigentes y son la primera opción en determinados casos, pero entre una corona y un empaste había un amplísimo margen, un vacío, para el que no había opciones intermedias, hasta que llegaron las incrustaciones.
Su desarrollo se fundamentó en los progresos experimentados por la Odontología adhesiva, en los nuevos cementos de resina y mejores adhesivos dentales, con los que las incrustaciones quedan unidas al diente mediante un proceso de cementación adhesiva. Gracias a ello pudimos abandonar las preparaciones (forma que se le da a un diente para restaurarlo) retentivas, como las que precisan las coronas, e inclinarnos por las expulsivas, que permiten la máxima conservación de estructura dental remanente.
Las incrustaciones pueden ser de distintos tamaños y formas, según el caso en cuestión, así como estar elaboradas por diferentes materiales: composite o cerámica. La elección de uno u otro depende de múltiples factores, pero ambos son capaces de restituir perfectamente la anatomía perdida, confiriendo nuevamente una morfología adecuada y funcional a la pieza, que mejore la capacidad masticatoria y evite el acúmulo de alimento entre las muelas. Son materiales resistentes y biocompatibles con el diente al que se adhieren y con el diente antagonista (del arco opuesto, contra el que contacta al masticar). Además, y no menos importante, nos permiten conseguir resultados altamente estéticos, algo que nuestros pacientes desean también para sus dientes posteriores.
Si crees que una incrustación puede ser factible para resolver tu problema, pide consulta sin compromiso para que nuestros doctores evalúen tu situación.
La industria dental es como cualquier otra con la que pudiéramos compararla. Existen diversas marcas que desarrollan los materiales y equipamiento que se emplean en los distintos tratamientos odontológicos. Las autoridades competentes, además, evalúan y controlan rigurosamente que estos materiales de uso sanitario cumplan unas altas condiciones de seguridad.
Sin embargo, al contrario de los que ocurre con los fármacos, que precisan de varios años de estudios científicos y clínicos al más alto nivel, los materiales de restauración dental son primero lanzados al mercado y, en un segundo momento, analizados por las Universidades y centros de investigación odontológica. Por lo tanto, en ocasiones la industria decide, en base a los estudios clínicos desarrollados por estas instituciones, retirar o modificar un adhesivo o composite dental en función de los resultados obtenidos. Resultados que son objetivos, medibles y públicos, conocidos por la comunidad científica que se interese.
El Dr. Bruno Baracco es experto en investigación clínica de materiales de restauración dental, ya que es autor de diversos artículos científicos publicados en revistas de impacto internacional que formaron parte de su tesis doctoral. Ha sido profesor de Materiales Odontológicos en la Universidad Rey Juan Carlos y actualmente sigue desarrollando investigación en estudios clínicos (sobre pacientes) en dicho centro.
Con esto queremos expresar que existen multitud de marcas, materiales de todo tipo y calidad. Pero que sólo algunos de ellos muestran un bagaje positivo y cuentan con el respaldo firme de la investigación. Esos materiales, desarrollados por empresas líderes a nivel mundial, son los que utilizamos en Clínica Baracco – Odontólogos. De hecho, siempre que el paciente lo desee, le entregamos una ficha con los datos de los materiales que hemos empleado en su tratamiento. La calidad de los materiales con los que se trabaje tendrá un papel capital en la vida útil del tratamiento, así como en su aspecto, evolución y función a largo plazo.
En Clínica Baracco – Odontólogos deseamos responder todas tus preguntas. Si quieres hacernos una consulta no dudes en pedir cita.